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DOMINGO 30/06 - LECTURAS DE LA MISA




DÉCIMOTERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Ciclo Dominical C


PRIMERA LECTURA

Lectura del primer libro de los Reyes (1Rey 19, 16b. 19-21).


El Señor dijo a Elías: “A Eliseo, hijo de Safat, de Abel Mejolá, lo ungirás profeta en lugar de ti”. Elías partió y encontró a Eliseo, hijo de Safat, que estaba aran­do. Delante de él había doce yuntas de bueyes, y él iba con la última. Elías pasó cerca de él y le echó encima su manto. Eliseo dejó sus bueyes, corrió detrás de Elías y dijo: “Déjame besar a mi padre y a mi madre; luego te seguiré”. Elías le respondió: “Sí, puedes ir. ¿Qué hice yo para impe­dírtelo?”. Eliseo dio media vuelta, tomó la yunta de bueyes y los inmoló. Luego, con los arneses de los bueyes, asó la carne y se la dio a su gente para que comieran. Después partió, fue detrás de Elías y se puso a su servicio.


Palabra de Dios.


SALMO RESPONSORIAL

Salmo 15, 1-2a. 5. 7-11.


R. Señor, tú eres la parte de mi herencia.


Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti. Yo digo al Señor: “Señor, tú eres mi bien”. El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz, ¡tú decides mi suerte! R.

Bendeciré al Señor que me aconseja, ¡hasta de noche me instruye mi conciencia! Tengo siempre presente al Señor: Él está a mi lado, nunca vacilaré. R.

Por eso mi corazón se alegra, se regocijan mis entrañas y todo mi ser descansa seguro: porque no me entregarás a la muerte ni dejarás que tu amigo vea el sepulcro. R.

Me harás conocer el camino de la vida, saciándome de gozo en tu presencia, de felicidad eterna a tu derecha. R.


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los cristianos de Galacia (Gál 5, 1. 13-18).


Hermanos: Esta es la libertad que nos ha dado Cristo. Manténganse fir­mes para no caer de nuevo bajo el yugo de la esclavitud. Ustedes, hermanos, han sido llamados para vivir en liber­tad, pero procuren que esta libertad no sea un pretexto para satisfacer los deseos carnales: háganse más bien servidores los unos de los otros, por medio del amor. Porque toda la Ley está resumida plenamente en este precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pero si ustedes se están mordiendo y devorando mutuamen­te, tengan cuidado porque terminarán destruyéndose los unos a los otros. Yo los exhorto a que se dejen conducir por el Espíritu de Dios, y así no serán arrastrados por los deseos de la carne. Porque la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne. Ambos luchan entre sí, y por eso, ustedes no pueden hacer todo el bien que quieren. Pero si están animados por el Espíritu, ya no están sometidos a la Ley.


Palabra de Dios.


EVANGELIO

+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Lucas (Lc 9, 51-62).


Cuando estaba por cumplirse el tiempo de su elevación al cie­lo, Jesús se encaminó decididamente hacia Jerusalén y envió men­sajeros delante de él. Ellos partieron y entraron en un pueblo de Samaría para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron por­que se dirigía a Jerusalén. Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron esto, le dijeron: “Señor, ¿quieres que mandemos caer fuego del cielo para consumir­los?”. Pero él se dio vuelta y los reprendió. Y se fueron a otro pueblo. Mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús: “¡Te seguiré adonde vayas!”. Jesús le respondió: “Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recli­nar la cabeza”. Y dijo a otro: “Sígueme”. Él respondió: “Señor, permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre”. Pero Jesús le respondió: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios”. Otro le dijo: “Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despe­dirme de los míos”. Jesús le respondió: “El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios”.


Palabra de Dios.

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