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Evangelización

Se trata de que nuestras parroquias vuelvan a la fuente y recuperen la frescura original del Evangelio (EG 11).

Esto es lo que hará que nuestras parroquias sean comunidades más creíbles, “en contacto con los hogares y con la vida del pueblo”, evitando que se conviertan “en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a sí mismos” (EG 28).

Volver a Jesús y a su Evangelio significa, en efecto, terminar con parroquias de “estructuras y clima poco acogedores, con actitudes burocráticas, con predominio de lo administrativo sobre lo pastoral o con una sacramentalización sin otras formas de evangelización” (EG 63).

Apostamos por parroquias que sepan conjugar los cinco verbos misioneros: aprende a primerear (se adelanta, se atreve a tomar la iniciativa, a moverse, a brindar misericordia; aprende a involucrarse (a meterse entre la gente, a abajarse, a asumir la vida de la gente, a tocar la carne sufriente de Cristo en el pueblo…); la parroquia aprende a acompañar (a acompañar procesos y no limitarse a eventos, a saber esperar y aguantar apostólicamente, a tener paciencia, a no maltratar las limitaciones de la gente); aprende a ser fecunda (a engendrar y dar vida, a crecer por la ternura y la maternalidad, a no dar lugar al individualismo, que lleva a la fuga de la vida comunitaria y así envejece a la parroquia…); finalmente, aprende a festejar (uniendo evangelización y liturgia, uniendo vida y celebración) (EG 24)

La parroquia, comunidad que acoge y ayuda a caminar en la fe.

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Nos preguntamos en nuestro servicio:

  1. ¿De qué manera la parroquia puede convertirse en co­munidad que recibe y acompaña a quienes se experimentan atraídos por Jesús?

  2. ¿Qué nos sugerís para vivir mejor nuestro ser comunidad, recibiendo y caminando juntos a otros la fe en Jesús?

Correo electrónico: secretariapdelvalle@gmail.com

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